Una pareja de Tennessee fue acusada de asesinar a su hija forzándola a tragar una cantidad mortal de bebida: era el castigo por tomarse el refresco de su madrastra sin pedir permiso. Alexa Linboon, de 5 años, murió en enero de 2012. "La obligaron a beber tanto líquido que sus niveles de sodio bajaron sin control, lo que le provocó una inflamación en el cerebro", explica la agencia Reuters citando a Berkley Bell, el fiscal del distrito.
Según los investigadores, el padre Randall Vaughn y la madrastra Mary no prestaron atención a los síntomas alarmantes después de que la hija tragara tanta cantidad de bebida: empezó a gritar de dolor, luego se quedó paralizada y perdió la consciencia. Solo entonces los padres la llevaron a un hospital local, desde donde la niña fue trasladada en helicóptero a un hospital infantil. Sin embargo, los médicos no consiguieron salvar su vida y Alexa murió dos días después. La investigación del incidente duró dos años y ahora Randall y Mary están encarcelados con posibilidad de salir bajo fianza de 500.000 dólares cada uno. La pareja se enfrenta a cargos de homicidio en primer grado, abuso infantil con agravante y negligencia infantil con agravante. "Trataron a esta niña de una forma tan cruel que le causó la muerte", afirma Bell. "No sé si su intención era la de matar a la niña, pero su intento era dañarla". El fiscal dice que aún no ha decidido si va a pedir la pena de muerte para ellos.

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