“Pedir perdón es reconocer que nos hemos equivocado”, explica Maryse Vaillant, psicóloga clínica. Sin embargo, preferimos tener razón y echarle a la otra persona la culpa de la situación: “Cometí un error por su culpa”. Los niños lo hacen a menudo cuando dicen: “¡Empezó él!”. ¿Por qué no somos capaces de cargar con la culpa? “Reconociendo nuestras faltas tratamos de influir en la otra persona para evitar romper la relación”, destaca Maryse Vaillant. Informe21
“Preferimos no tener razón y mantener la relación haciendo que sea el otro el que cargue con la responsabilidad de la crisis”, precisa la psicóloga. “Pedir perdón es dar un paso hacia atrás con respecto a nuestro propio narcisismo, otorgar más atenciones a una relación común que a nosotros mismos”, indica Vaillant. Algo que, sin duda, implica dificultad: “Confesar que otra persona nos importa más que nosotros mismos nos pone en una situación psíquica delicada. Es difícil abandonar nuestro propio narcisismo, abandonar la posición de víctima y reconocer nuestra parte de culpa”, añade.
¡Sobre todo si hemos evitado pedir excusas durante años! Luego, “la dificultad depende del reproche que nos hagamos y de la relación con la persona que hayamos herido”, estima la psicóloga.
Pedir perdón: un acto centrado en la relación
“Pedir perdón es un acto que consta de dos partes”, explica Maryse Vaillant.