El Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN, el laboratorio de altas energías más grande del mundo), acaba de sacar a la luz un estudio que extrae la conclusión más importante para la física desde el descubrimiento del bosón de Higgs.

 

Después de una década de investigación recogiendo datos de desintegraciones de partículas, un grupo de investigadores ha descubierto una anomalía que no se puede explicar con la vigente teoría del Modelo Estándar. Esto significa que hay nueva física detrás del descubrimiento en cuestión y, tal vez, nuevos campos de investigación acerca del mismo.

El experimento se realizó en el Gran Colisionador de Hadrones (LHCb). En esta gigantesca máquina (un túnel anular de 27 km de longitud), se aceleran dos haces de partículas cargadas -normalmente protones- en sentidos opuestos hasta alcanzar velocidades próximas a la de la luz. Luego se hacen chocar entre sí para estudiar los fragmentos que salen en detectores apropiados (ATLAS, CMS, y otros cinco más).

 

El experimento en cuestión es de tipo estadístico, pues ha medido la probabilidad de que un determinado tipo de partícula llamada quark fondo ("bottom" en inglés o también "quark belleza"), se desintegre en electrones o muones (el muón es un leptón como el electrón pero 200 veces más pesado que aquel). El Modelo Estándar predice un 50% de probabilidad de que la desintegración se produzca por una de las dos vías anteriormente descritas, pero el experimento contradice esta hipótesis. Los investigadores han observado que el quark bottom prefiere desintegrarse en electrones... y esto solo puede deberse a que exista una nueva fuerza en la naturaleza que medie en dicha desintegración. Generalmente, en física de partículas, a esa fuerza mediadora le corresponde una partícula fundamental que transporte la interacción, tal como hacen los fotones de luz que son los mediadores de la interacción electromagnética.

 

Para afianzar una conclusión tan novedosa, los responsables calcularon que su error de apreciación era tan pequeño como una parte sobre mil. Otra forma de ver este hecho es que la desviación estándar que han obtenido es de 3,2 sigmas, lo que significa que la observación no es accidental ni casual.

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