18 mil dólares por estar acostado Trabajo perfecto

Desde hace tres años, la NASA está trabajando en un programa de investigación en el que buscan aprender más acerca de los huesos y la atrofia muscular en el espacio. Por esta razón,

La Administración Espacial de los Estados Unidos ha estado buscando a personas que acepten estar acostadas en una cama durante 70 días a cambio de 18 mil dólares. Durante el experimento, los “conejillos de indias” deben permanecer en una cama que se inclina en un ángulo de seis grados, tienen acceso a Internet, televisión, libros, videojuegos y están permitidas las visitas.

El CFT 70 (Pruebas funcionales y de respuesta en el estudio de reposo en cama con inclinación de la cabeza), es parte de un proceso de tres años cuyo fin es aprender sobre el deterioro de los huesos y músculos en el espacio. El estudio tiene lugar en el Johnson Space Centre de Houston .
Inicialmente, durante un período de unas dos semanas un equipo de científicos someten a los participantes a una serie de pruebas para saber como funciona su cuerpo en condiciones normales.
Tras este periodo, permanecen durante 70 días postrados en una cama en la que habrá luz durante 16 horas y oscuridad durante el resto del día.
Durante este tiempo los científicos, con el objetivo de estudiar el estado de salud física y mental de los participantes, van realizando pruebas para observar la evolución del sistema circulatorio, muscular, óseo, cardiovascular y nervioso, además de descartar posibles problemas infecciosos o nutricionales.
Tras los 70 días la NASA se ocupa de realizar una rehabilitación de dos semanas.
Ahora el experimento está llegando a su fin. En total han hecho el estudio en 54 pacientes.
Andrew Iwanicki, el último de la lista, confiesa que no es una tarea tan fácil como parece: “Tomar duchas consiste en rociarme con una ducha de mano, y es especialmente difícil de limpiar mi espalda. La lectura de libros es agotador, ya que tengo que mantener mis brazos extendidos, en lugar de levantar la cabeza en alto.” Y agregó: “Cada vez que me lavo los dientes, me siento como si me voy a ahogar en la pasta de dientes”.