Bitcoin es una moneda electrónica, una criptodivisa. Es un mecanismo para efectuar transacciones sin intermediarios, de igual a igual. Es decir, la emisión de moneda virtual se lleva a cabo de manera colectiva en Internet.
Aunque Bitcoin fue creado en 2009, todavía existe un gran desconocimiento de su funcionamiento. De hecho, se mueve en la incógnita. Se atribuye su creación a Satoshi Nakamoto, quien estableció un sistema operativo basado en una prueba matemática muy sofisticada, la ‘minería‘.
Así, tal y como describe la misma red de pagos, este sistema sirve “para confirmar las transacciones en la red Bitcoin e incrementar la seguridad”.
En la actualidad hay un vacío legal acerca del uso o prohibición de esta moneda. Algunas empresas permiten que sus clientes hagan compras con ella, por contra, algunos países la han prohibido. Pero, ¿es un sistema fiable? ¿Acabará regulado por algún organismo internacional?

La necesidad de regulación, a debate

Una de las características de las que destacan los fundadores es que Bitcoin es fácil de usar y “no existe un banco que retrase el proceso, honorarios escandalosos o tener que congelar la transferencia”.
Al ser un sistema totalmente independiente de organismos o bancos centrales, nadie controla su funcionamiento y seguridad. Hace tan solo unos meses Mt. Gox, el mayor operador de esta moneda, fue obligado a cerrar por un ataque informático.
Ante esta situación, algunos países se han pronunciado al respecto, con divergencia de opiniones. Por un lado, China desde diciembre de 2013 no reconoce el bitcoin como moneda y el Banco Central de China (PBOC) ha prohibido a las entidades financieras su utilización. También lo han vetado Tailandia, Rusia y Corea del Sur.
Por otra parte, Estados Unidos sí que ha avalado el uso de bitcoins, aunque tampoco lo trata como una divisa. El IRS (Inland Revenue Service), la agencia fiscal de EE.UU, anunció que, a efectos fiscales, tratará los bitcoins como propiedad, aplicándoles el impuesto sobre las ganancias de capital que puede llegar al 20%.
Es decir, los consumidores norteamericanos deberán incluir en su declaración el valor de mercado en dólares con la fecha de la transacción de los pagos realizados en bitcoins para comprar bienes y servicios como parte de sus ingresos generales.
Asimismo, Dinamarca no lo asume como moneda pero lo deja exento de impuestos. En cambio, Suiza propone tratar los bitcoins como divisa extranjera y Francia ha propuesto a los demás países de la UE que se regule, pero que no se prohíba.
En España ninguna institución ha limitado o prohibido su uso. Algunas empresas lo utilizan y recientemente se instaló el primer cajero automático de bitcoins en el Estado, concretamente en el centro Diagonal Mar de Barcelona.

¿Puede que sea una forma de pago alternativa?

Cualquier ciudadano puede utilizar bitcoins para hacer transacciones si el otro destinatario también está registrado. Pero para poder comprar ya es más difícil, de momento solo algunas compañías ofrecen la posibilidad de pagar con bitcoins.
Es el caso de WordPress, que desde 2012 permite el uso de bitcoins, también lo hacen Alpel.es, Overstock o Destinia.com.

Aun así, muchas empresas se toman con cautela el empleo de esta divisa. Consideran que los vacíos legislativos que la rodean pueden hacer que, en determinados casos, se use para actividades ilícitas.
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