Tras beber un par de copas, el alcohol viaja por todo el cuerpo a través de la sangre y se queda allí por un buen tiempo recorriendo el organismo y afectando a su funcionamiento considerablemente.

Tras la ingesta, el alcohol atraviesa esófago, llega al estómago y luego al intestino delgado. Allí, una pequeña parte es absorbida por la membrana mucosa mientras que las paredes del intestino delgado absorben grandes cantidades de alcohol y las transfiere al torrente sanguíneo.

Al transportarse por todo el cuerpo es absorbido por los diferentes tejidos. Pero ciertas cantidades quedan en la sangre, las cuales se determinan en el llamado test de alcoholemia ásicamente,

El cuerpo elimina el alcohol de tres formas elementales: mediante la evaporación, la excreción o la defecación y el metabolismo propio del organismo. Cerca de un 10% del alcohol ingerido es excretado por lo riñones, mientras que apenas un 1% se elimina mediante la evaporación, es decir, mediante la respiración, el sudor y las lágrimas. Finalmente, el resto se elimina gracias al metabolismo del hígado.

En general, se estima que un hígado que funciona adecuadamente es capaz de metabolizar unos 10 ml. de alcohol puro por hora. Dependiendo de la cantidad de alcohol que se ha introducido en el organismo se calcula que en un lapso de 10 horas completas, el cuerpo es capaz de recuperar su estado normal, cuando la borrachera ya ha pasado y con sus distintos mecanismos, el cuerpo se limpia naturalmente.