Hay dos tipos de hombres: Aquellos que prefieren los pechos ante todo, y aquellos que favorecen más a una mujer con grandes glúteos, sin importar lo demás. Hoy vamos a tratar de entender por qué nos gustan tanto las mujeres con un buen trasero (un buen derriere, un buen par de nalgas… Como quieras llamarle) y qué tiene este par de curvas posteriores, que nos vuelve locos a todos, sin excepción alguna -esto te incluye a ti, amigo que prefiere los pechos, te hemos visto mirándolas caminar… No nos engañas-.

Lo primero que tenemos que saber es que esta obsesión no es algo nuevo, no estamos hablando siquiera de 50 años atrás, no. Las nalgas femeninas han sido un símbolo de fertilidad y belleza desde hace tanto tiempo, que parece que viniera escrito en nuestros genes, como si se tratara del 11avo mandamiento: “Amarás las nalgas, no harás preguntas”. A continuación algunos datos históricos sobre lo magnífico que ha sido este par a lo largo de la historia:
- Las nalgas femeninas han sido un símbolo de fertilidad y belleza desde la prehistoria. Hace 24,000 años se esculpió la Venus de Willendorf, exagerando las redondeces de los senos y las nalgas.

- Esta área del cuerpo era importante también para los antiguos griegos, que construyeron la Venus de Kallipyigos, con caderas anchas y trasero prominente.

- Las nalgas al aire se consideraban eróticas en la China de la Dinastía Ming, donde se comparaban con la Luna llena, símbolo de abundancia, armonía y salud.

- En occidente, se han visto como zonas erógenas durante siglos porque se asocian a los órganos reproductores femeninos.

Las caderas anchas y las nalgas abultadas de las mujeres representan la “desviación” estructural que distingue a la mujer del hombre. La función reproductora de las mujeres exige esas formas curvas, y la admiración masculina que incitan se debe al proceso de selección natural de la especie. Dicho simplemente, las curvas de las caderas anchas y las nalgas protuberantes hacen de la mujer lo que es.

- El énfasis en las nalgas femeninas como característica sexual aumentó, según Ray B. Browne (profesor de cultura popular), cuando se popularizó el uso de jeans pronunciando las caderas y las pompis, especialmente con los bolsillos traseros y las marcas del fabricante estampadas en las nalgas de los pantalones. Mientras más jeans se vendían, más atención se ponía en el trasero.
Resulta interesante saber que, nuestra obsesión por un buen par de glúteos en una mujer, no es netamente enfocado en el tamaño. Claro, a todos nos gusta un derriere “poderoso”, pero se trata más de una proporción cintura-caderas. Dicen los estudiosos que la figura “reloj de arena” predilecta por todos nosotros, es aquella medida de cintura que sea 60 % en proporción con sus caderas. ¿Por qué esta medida en específico? Resulta que la relación -aparentemente- perfecta…

- Estimula en los hombres un poderoso sistema interno de recompensa, encendiendo los mismos centros cerebrales de placer que estimulan la heroína y la cocaína.

- Activa los centros cerebrales que dirigen el apetito masculino hacia mujeres de mayor calidad reproductora.

- Se relaciona con menores riesgos de enfermedad y mayor fertilidad.
¿Conclusiones? Sí hay explicación aparente ante nuestra obsesión masculina por la parte trasera de ellas, y no se trata de un gusto adquirido, menos aún de uno reciente, sino que data desde hace tantos años, que ya resulta natural para todos nosotros sentirnos atraídos hacia “un buen par” cuando las vemos caminar y… Ni hablar de cuando las vemos en la pista de bale.

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