En el común escenario de una charla entre un hombre y una mujer en la que esta se interesa por el tema, sonríe y es amable, él lo que cree es que existe un interés sexual. ¿Te suena? La situación al contrario es la misma: un hombre que se siente sexualmente atraído por una mujer que acaba de conocer y le muestra diversas señales pero ella piensa que únicamente está tratando de ser amable. Ambos, hombres y mujeres, malinterpretan esas “señales” o “pistas” del sexo opuesto.
“La aptitud reproductiva de un hombre, es decir, la cantidad de descendencia que produzca, depende de la cantidad de mujeres a las que él es capaz de dejar embarazadas. Pero esa actitud no funciona para las mujeres”, explica Mons Bendixen, coautor del estudio.
De hecho, el riesgo de un embarazo con el consecuente parto, lactancia y crianza del mismo, ha hecho que la psicología de la mujer -a través de miles de generaciones- haya evolucionado a poner el listón más alto; lo que significa que ellas necesitan señales mucho más claras que los hombres antes de considerar mantener relaciones sexuales.
En los resultados tanto hombres como mujeres explicaban que sus señales sociales eran malinterpretadas por el otro, pero en el caso de los hombres, estos eran los que más veces malinterpretaban las señales.
“Los resultados no son una sorpresa, visto desde una perspectiva evolutiva-. Lo fascinante es que nuestros resultados son idénticos a un estudio realizado en los EE.UU., a pesar de que Noruega es uno de los países sexualmente más liberales que la mayoría en igualdad de género en el mundo. Este hecho debilita alegaciones alternativas sobre que los roles sociales de hombres y mujeres en diferentes culturas determinan su psicología en estas situaciones”, aclara Bendixen.