“Es muy duro tener que ir a casa de tu madre a pedirle 20 céntimos para comprarle una bolsa de gusanitos a tu hijo“. Con esta desgarradora frase arranca la historia de Reme en sur.es. Reme es una malagueña que ha puesto en venta su riñón para poder alimentar a sus hijos, publica que.es.
Tras separarse (“antes entraban en mi casa 3.000 euros al mes”, dice) malvive con un subsidio de 426 euros, del que tiene que sacar para pagar la hipoteca de más de 350 euros y una deuda por un préstamo de 5.000 euros que pidió para evitar un desahucio hace unos meses.
Aunque Reme sabe que el tráfico de órganos está penado en España castigados con penas de prisión (“que serían elevadas en caso de que se trate de un órgano principal”, añade el periódico) tanto para el donante, como el receptor como el promotor, ha puesto su anuncio en una página web ofreciéndose a donar un riñón por al menos 30.000 euros.
“Ya que lo hago, que me solucione todas las trampas”, dice. Eso sí, espera que la llamen de un país en el que la venta de órganos esté permitida. “No he matado a nadie, esto lo hago por mis hijos y para que no me quiten la casa”, concluye.
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